Continuamos con algunos conceptos muy importantes a tener en cuenta. Recordamos cuáles son las dos fases vitales: la de crecimiento y la de maduración. En esta segunda fase la temperatura y las precipitaciones son vitales para lograr una correcta maduración (15° a 21°). Si el agua falta, la uva resultará chica y de hollejos gruesos. Y si la sequía llega a grandes extremos, el proceso de maduración se detiene y los vinos carecen de equilibrio. Por otro lado, el exceso de humedad favorece el desarrollo de hongos, y las lluvias en época de vendimia provocan que los azúcares, ácidos y sabores se diluyan rápido.
Todas estas variables climáticas son consideradas a la hora de calificar la añada y dar el veredicto final acerca de la calidad de una cosecha. Las añadas de mayor calidad garantizan una vida más larga del vino en botella.
Musa inspiradora...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario