Pizza Napolitana

Para los napolitanos, la pizza es parte de su vida diaria.
Según la leyenda, en 1889 en el restaurante Il Brandi, a la Reina Margarita de Saboya le sirvieron una pizza especialmente hecha para ella con los colores de la bandera nacional. La pizza tenía una base de tomate, una capa de mozzarella blanco y, para terminar, una ramita de albahaca. Una simple e ingeniosa combinación de sabores que fue nombrada Margarita, en honor de la reina.
Hoy la Margarita se vende en todos los rincones del planeta. Así que ahora, después de años de pulso gastronómico, los orgullosos cocineros de Nápoles están recuperando lo que les pertenece por derecho.
A partir de este verano europeo la "Pizza Napolitana" será reconocida por la Unión Europea como una "especialidad regional" con el mismo nivel de la champaña francesa o la cerveza alemana, y quien la ofrezca deberá ajustarse a las rigurosas leyes que rigen su preparación. Aquellos vendedores que la comercialicen en Europa bajo su título oficial, Pizza Napolitana, deberán ajustarse a una serie de estrictas inspecciones. Las reglas, publicadas en la Gaceta Oficial de la Unión Europea, fueron redactadas por la Associazione Vera Pizza Napoletana.
La nueva ley indica que la delicia no puede tener más de 35 centímetros de diámetro, no superar los 33 milímetros de grosor en el centro, ni tener una corteza superior a los 2 centímetros. Los tomates deben ser de la variedad de San Manzano, que crece en el suelo fértil de la base del Monte Vesubio. El aceite de oliva utilizado en su preparación debe ser extra virgen, y el queso, mozzarella de búfala. Todos los ingredientes deben ser de Nápoles. El horno debe ser de leña y la pizza se debe cocinar en menos de dos minutos.
El director de la Asociación de la Verdadera Pizza, Antonio Pace, afirmó que su organización llevará a los restaurantes a juicio si ofrecen la Pizza Napolitana sin cumplir las reglas establecidas. Estamos protegiendo una de las más antiguas y más importantes tradiciones gastronómicas, señaló. No pretendemos que los otros no hagan pizza, pero sí que la hagan como las hacemos nosotros, como debe hacerse, concluyó.